I
La vida
derrama en el ojo tormentas de pasado
y se posa sobre un panal
bebe la miel de la abeja
mastica cuerpos
busca en la sangre restos de azúcar
frutos en el paladar de mi inocencia
II
La codicia camina en los huecos
envuelve al desgano
maquilla el insuperable rito de querer centavos
que destrocen diluvios
y llueva soledad
tanta lluvia y la piel se muda
encarna contra reloj
Brilla cuando no hay carroñas
ni drenajes que fracturen la caída
III
Infinito bolsillo sigila costuras en la boca
y desarma la delicada manera de cerrar los ojos
Los entierros de amor devoran la calma del oleaje
huyen donde el presagio del abismo sonríe
Una señal tantea el interior del aire que respiro
IV
Las miradas enturbian el mar
para que nada me circule el vicio del ahogo
Pero todo invade
pequeñas voces anidan en lo profundo
deslumbra la luz
de lo que oscurece en la sombra de los ojos
Sol de medianoche
estás ahí
y no te puedo ver
V
La noche me nombra y me vive al nombrar
y no habrá inocencia que se escape a la lengua
En cada letra se impregna tu aroma
no habrá fuegos que enciendan pabilo de la voz
ni huellas de carne sobre cuervos blancos
que vuelen a través de la mirada
de los que beben la luna en silencio
y amarran a su oído el mar de la sal
VI
Sonrisas caen abrazando la vela de un olvido precoz
que enciendo para curar la noche de oscuridad
y solo hay un manto blanco derritiendo la sombra
un velo de cera
que mancha el suelo de lo que lloramos
(si me pierdo en la luz
quién me va a cerrar ojos)
VII
No hay siembra y no hay siempre
no hay lluvia que minimice este capricho
plagas que coman el último minuto.
Hay segundos que florecen
cuando el insomnio inyecta mas vida
VIII
Por qué no habla
por qué respira a mi lado
y roba el aire que desviste mi nariz dormida
por qué no me corre de página
y me lee las horas
por qué no mide el instante
IX
La noche se cree demasiado pura
volverá a sentir desnudos los parpados
Pájaros que derraman tinta por el ojo
El papel puede persignar la vigilia
las palabras huelen el dolor
Y se acercan
X
El féretro
o las trenzas de una niña
sueltas al viento en mi rostro
incestan la garganta
donde muelo el sacrificio de enredar mañanas a los pies
en los que enferman la angustia de soledad
y besan el desdén de la pureza
XI
Sumerjo los dientes a navíos hambrientos
sin veda
ni venda al pedido clandestino:
hablar
hablar y que miren el refugio en los ojos
en cuerpos que no sean solo cuerpos
de hombres que se ahogan
XII
El gesto aniñado se ensaña con el día
sigo encendiendo la noche debajo de la piel
Voy a quedar más sola que la luna sola y el olvido solo
El silencio reduce
el mínimo grito a condena perpetua
el mínimo grito y los ojos espían.
XIII
Morder el espacio despacio
hasta desprender
el cordón umbilical que sostiene al pasado
Ya no hay agua donde poder ahogarse más que en la salivaPara que no duela y no succione vientre materno
enjuagarme la boca de amnesia
En el río dulce de la mirada hay cadáveres perdidos
Tal vez ocurra el día de marea roja
XIV
No hay consuelo para calmar lágrimas
en el intento por ahogarse solas
se inyectan dosis diarias de ciclamato de sodio
porque ya no creen mas
en el azúcar de ojos ajenos
Pero todo es tan dietético
que los ojos
se vuelven bulímicos
XV
El sentir es huérfano
sin saber de paternidad criaste cuervos a tu semejanza
Comen y beben
todos de vos
Un ángel de piedra se posa en tu grito
Vas a aprender que los ángeles caen
si te acuestas sobre sus alas
(cuando te claves en la cruz de mis ojos
vas a tener mas vida donde morir)
XVI
La voz
dedos ásperos que raspan la prudencia
sostenida por cinco clavos
de hielo
en una piel febril
XVII
Caigo en el espanto de un pájaro esculpido en un trozo de yeso
donde no hay salida
donde se graba el gesto de morir en el cielo
Y qué tan lejos se puede encontrar el cielo
Caricias al viento buscan
quién devuelva un poco de amor
quién despeine con tormentas la ausencia.
XVIII
Y si el cielo cae
y tus ojos no están para ver la caída
qué sentido tiene temer al infierno
Este infierno me bebe
Dónde me afluyo
dónde me escurro
en qué manos me voy
XIX
Las rocas se deforman en cuerpo
y todo espacio se petrifica
todo paisaje se humedece
se interna en la cueva de las pupilas
Ahondaste tanto en ellas
hasta cavar la fosa de mi muerte
Solo pedile a todos los santos de tu mirada
que en paz descanses de mí
XX
Camino sobre los días
esperando que el asfalto
trague los restos de sombra que perdimos
tras los pastos secos de los jardines
XXI
Ahora mis ceniceros
ahora tu lluvia y las cenizas
Canta al oído el sonido de los ojos
para no sentir frío
Sopla en desértico paisaje
cada partícula
Hacer de tu alcance desgarrador una utopía
XXII
Dos pasos a la derecha
huellas cocidas
la alfombra gris
y los pies que se alejan
La respiración que se deja respirar
(no sabe que se respira)
y la nada que aparece
sobre el cadáver de la nada
Las manos se pierden
XXIII
Cada pausa en el camino
recuerdos sangrantes
la garganta se rehúsa a dejarlos partir
Pero que liviano se siente escupir
cada pedazo de vos
XXIV
Es un juego desvestir el sabor de la mente
con un lápiz de hueso dibujar la sombra
Miedo a encontrar la soledad en el cuerpo
huir
abrigando espejos
Ayunar el rezo que nos enseñan a vomitar
XXV
Duele el infligir
la emoción debajo de una plaza
lejana y ligera
que sea primavera y sea
el canto ametrallador que bautice las rosas
corona sobre labios de princesas
Las melodías siempre inventaran el aire en los oídos de un sordo
XXVI
Abrazar la cintura de lo incierto para creer en tu existencia
el miedo esta cansado de mirar al cielo
descose con un hilo de grito
que baila en el viento
la espera
XXVII
Ahí cuando me tiene
al aire
el aire
suspendida como una palabra en la mejilla
un beso en el silencio
XXVIII
Comulga la sed en las pestañas
arrastran urgente sed
piden sequía
Una voz fugaz planta la raíz de la palabra sigue la delicada estela y sin tocar la piel del amanecer dormidollueven pequeños fragmentos de cielo y se limpian las manos
(vida que persigo)
XXIX
Estoy ciega de miradas
Miro y miro hasta poder ver
Dónde se sienta la noche de la soledad
Dónde se besa la paz que tanto amo
La vida
derrama en el ojo tormentas de pasado
y se posa sobre un panal
bebe la miel de la abeja
mastica cuerpos
busca en la sangre restos de azúcar
frutos en el paladar de mi inocencia
II
La codicia camina en los huecos
envuelve al desgano
maquilla el insuperable rito de querer centavos
que destrocen diluvios
y llueva soledad
tanta lluvia y la piel se muda
encarna contra reloj
Brilla cuando no hay carroñas
ni drenajes que fracturen la caída
III
Infinito bolsillo sigila costuras en la boca
y desarma la delicada manera de cerrar los ojos
Los entierros de amor devoran la calma del oleaje
huyen donde el presagio del abismo sonríe
Una señal tantea el interior del aire que respiro
IV
Las miradas enturbian el mar
para que nada me circule el vicio del ahogo
Pero todo invade
pequeñas voces anidan en lo profundo
deslumbra la luz
de lo que oscurece en la sombra de los ojos
Sol de medianoche
estás ahí
y no te puedo ver
V
La noche me nombra y me vive al nombrar
y no habrá inocencia que se escape a la lengua
En cada letra se impregna tu aroma
no habrá fuegos que enciendan pabilo de la voz
ni huellas de carne sobre cuervos blancos
que vuelen a través de la mirada
de los que beben la luna en silencio
y amarran a su oído el mar de la sal
VI
Sonrisas caen abrazando la vela de un olvido precoz
que enciendo para curar la noche de oscuridad
y solo hay un manto blanco derritiendo la sombra
un velo de cera
que mancha el suelo de lo que lloramos
(si me pierdo en la luz
quién me va a cerrar ojos)
VII
No hay siembra y no hay siempre
no hay lluvia que minimice este capricho
plagas que coman el último minuto.
Hay segundos que florecen
cuando el insomnio inyecta mas vida
VIII
Por qué no habla
por qué respira a mi lado
y roba el aire que desviste mi nariz dormida
por qué no me corre de página
y me lee las horas
por qué no mide el instante
IX
La noche se cree demasiado pura
volverá a sentir desnudos los parpados
Pájaros que derraman tinta por el ojo
El papel puede persignar la vigilia
las palabras huelen el dolor
Y se acercan
X
El féretro
o las trenzas de una niña
sueltas al viento en mi rostro
incestan la garganta
donde muelo el sacrificio de enredar mañanas a los pies
en los que enferman la angustia de soledad
y besan el desdén de la pureza
XI
Sumerjo los dientes a navíos hambrientos
sin veda
ni venda al pedido clandestino:
hablar
hablar y que miren el refugio en los ojos
en cuerpos que no sean solo cuerpos
de hombres que se ahogan
XII
El gesto aniñado se ensaña con el día
sigo encendiendo la noche debajo de la piel
Voy a quedar más sola que la luna sola y el olvido solo
El silencio reduce
el mínimo grito a condena perpetua
el mínimo grito y los ojos espían.
XIII
Morder el espacio despacio
hasta desprender
el cordón umbilical que sostiene al pasado
Ya no hay agua donde poder ahogarse más que en la salivaPara que no duela y no succione vientre materno
enjuagarme la boca de amnesia
En el río dulce de la mirada hay cadáveres perdidos
Tal vez ocurra el día de marea roja
XIV
No hay consuelo para calmar lágrimas
en el intento por ahogarse solas
se inyectan dosis diarias de ciclamato de sodio
porque ya no creen mas
en el azúcar de ojos ajenos
Pero todo es tan dietético
que los ojos
se vuelven bulímicos
XV
El sentir es huérfano
sin saber de paternidad criaste cuervos a tu semejanza
Comen y beben
todos de vos
Un ángel de piedra se posa en tu grito
Vas a aprender que los ángeles caen
si te acuestas sobre sus alas
(cuando te claves en la cruz de mis ojos
vas a tener mas vida donde morir)
XVI
La voz
dedos ásperos que raspan la prudencia
sostenida por cinco clavos
de hielo
en una piel febril
XVII
Caigo en el espanto de un pájaro esculpido en un trozo de yeso
donde no hay salida
donde se graba el gesto de morir en el cielo
Y qué tan lejos se puede encontrar el cielo
Caricias al viento buscan
quién devuelva un poco de amor
quién despeine con tormentas la ausencia.
XVIII
Y si el cielo cae
y tus ojos no están para ver la caída
qué sentido tiene temer al infierno
Este infierno me bebe
Dónde me afluyo
dónde me escurro
en qué manos me voy
XIX
Las rocas se deforman en cuerpo
y todo espacio se petrifica
todo paisaje se humedece
se interna en la cueva de las pupilas
Ahondaste tanto en ellas
hasta cavar la fosa de mi muerte
Solo pedile a todos los santos de tu mirada
que en paz descanses de mí
XX
Camino sobre los días
esperando que el asfalto
trague los restos de sombra que perdimos
tras los pastos secos de los jardines
XXI
Ahora mis ceniceros
ahora tu lluvia y las cenizas
Canta al oído el sonido de los ojos
para no sentir frío
Sopla en desértico paisaje
cada partícula
Hacer de tu alcance desgarrador una utopía
XXII
Dos pasos a la derecha
huellas cocidas
la alfombra gris
y los pies que se alejan
La respiración que se deja respirar
(no sabe que se respira)
y la nada que aparece
sobre el cadáver de la nada
Las manos se pierden
XXIII
Cada pausa en el camino
recuerdos sangrantes
la garganta se rehúsa a dejarlos partir
Pero que liviano se siente escupir
cada pedazo de vos
XXIV
Es un juego desvestir el sabor de la mente
con un lápiz de hueso dibujar la sombra
Miedo a encontrar la soledad en el cuerpo
huir
abrigando espejos
Ayunar el rezo que nos enseñan a vomitar
XXV
Duele el infligir
la emoción debajo de una plaza
lejana y ligera
que sea primavera y sea
el canto ametrallador que bautice las rosas
corona sobre labios de princesas
Las melodías siempre inventaran el aire en los oídos de un sordo
XXVI
Abrazar la cintura de lo incierto para creer en tu existencia
el miedo esta cansado de mirar al cielo
descose con un hilo de grito
que baila en el viento
la espera
XXVII
Ahí cuando me tiene
al aire
el aire
suspendida como una palabra en la mejilla
un beso en el silencio
XXVIII
Comulga la sed en las pestañas
arrastran urgente sed
piden sequía
Una voz fugaz planta la raíz de la palabra sigue la delicada estela y sin tocar la piel del amanecer dormidollueven pequeños fragmentos de cielo y se limpian las manos
(vida que persigo)
XXIX
Estoy ciega de miradas
Miro y miro hasta poder ver
Dónde se sienta la noche de la soledad
Dónde se besa la paz que tanto amo
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